Los mapas mentales se centran en una sola palabra o idea, mientras que los mapas conceptuales conectan varias palabras o ideas.
El mapa mental se construye de manera personal o grupal, en forma sistematizada, utilizando palabras clave, colores, imágenes, etc.
El mapa mental reúne únicamente los puntos importantes de un tema e indica de forma sencilla la manera en que estos se relacionan entre sí.
El mapa conceptual se centraliza en conceptos, se estructura de manera jerárquica, iniciando con el o los conceptos generales a los más particulares, utiliza conectores específicos (proposiciones).
En cambio, un mapa mental no tiene una estructura o un orden preestablecido, puede constar de una palabra o imagen central o concepto. En torno a la palabra central, se colocan las ideas principales que se refieren a la idea central.
Las dos técnicas pueden parecer similares, pero la mayor parte de su diferencia está en la capacidad visual del mapa mental, pues exige imágenes para su construcción y estas poseen funciones mnemotécnicas. Asimismo, reducen las palabras, manteniendo un concepto o idea compleja y son útiles para buscar nuevas conexiones. Las imágenes conectan rápidamente con otras ideas afines: el mayor potencial del mapa mental está en su capacidad visual de generar nuevas conexiones y retener las ideas con el hemisferio visual del cerebro.
En el estudio previo para desarrollar el mapa conceptual en nuestro blog, nos decidimos por el “mapa conceptual”, pues nos pareció más adecuado al propósito inicial de nuestro trabajo: la tarea del arqueólogo es un proceso y puede esquematizarse a través de los conceptos y conexiones que presenta un mapa conceptual. Pero a la vez, creímos importante agregar las fotografías que podrían ayudar a la visualización de dicho proceso y al esclarecimiento de algún concepto que pudo no quedar totalmente explicado en el mapa o en el resumen posterior a este.
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